Para cultivar la nigella son preferibles los suelos
mullidos y esponjosos, ya sean de tipo arcillosos o arenosos. Se siembran las semillas a finales de
invierno, en hileras separadas a una distancia de 20 cms. El terreno se debe limpiar a menudo y
mantener libre de maleza. Es conveniente
una aplicación extra de agua y el abono mineral durante la época de floración.
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