La alcaravea es poco exigente en cuanto al tipo de
tierra para su crecimiento, aunque crecerá mejor en suelos arcillosos y
calcáreos, bien drenados y soleados. Se
siembran las semillas en primavera, aunque también se puede hacer en
otoño. Se forman hileras separadas unos
40 cm, a una profundidad aproximada de 2 cm.
Durante el primer verano producirá abundantes hojas,
alcanzando una altura de aproximadamente 20 cm, debiendo ser podada en
otoño. Al siguiente año crecerá
rápidamente floreciendo a principios del verano y produciendo semillas a final
del verano. Si no se recogen las
semillas la planta se propagará por sí misma.
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